Juanma Rubio | 12/01/2012
Hacía frío, era tarde y un manto de niebla cubría un
muy poco incitante césped del Reyno de Navarra,
largo e irregular. Y antes y después de todo eso,
colgaba el 4-0 de la ida que había ventilado la
eliminatoria salvo milagro estrambótico, que no
ocurrió. Osasuna lo sabía, el Barcelona lo sabía y la
noche fue de segundas unidades, tregua poco
disimulada y cábalas sobre dos nuevos Clásicos, otra
vez, a una semana vista.
Para el Barcelona, el partido era un incordio que se
saldó con una mala noticia: Fontàs se fue en camilla y
tiene tocado el ligamento anterior cruzado de la rodilla
derecha. También están fuera de circulación Villa y
Afellay, Maxwell se ha ido a París y Keita a la Copa de
África. Así que la plantilla parece corta y el calendario
eterno, por lo que bien hará el Barcelona en cruzar los
dedos para que no haya más problemas, ni un
resfriado. Pedro, más olor a chamusquina, se fue con
molestias musculares. Nada grave en principio.
El Barcelona jugó con un equipo llenó de canteranos y
Pinto de capitán, Mascherano en el centro del campo -
cosa extraña, quién lo hubiera dicho- y algunos pesos
pesados que necesitan puesta a punto: Pedro, Alexis y
un Piqué que mostró significativos brotes verdes en
Cornellá. Como no había mucha conclusión que sacar,
lo más llamativo fue que Messi jugó la media hora
final pese a la intrascendencia del partido y lo
desapacible de la noche. Y que el Barcelona en la
primera parte, cuando apretó Osasuna, fue una ruleta
rusa a la hora de sacar el balón desde su defensa:
peligroso Pinto y peligroso Abidal, que entró en frío
por Fontàs. Así llegaron las mejores ocasiones de
Osasuna en un primer tiempo de difícil digestión del
Barcelona. Y así llegó el gol de Lekic, que había
perdonado antes, en un remate en el que todos
pudieron hacer más: la defensa y un Pinto que antes
había hecho paradas de mérito. Un aviso, porque todo
apunta a que Valdés será suplente en el Bernabéu, de
cara a la nueva e inminente colisión con el Real
Madrid y su casi seguro triángulo de presión
adelantada.
El primer tiempo fue un pasmoso ejercicio de desidia
del Barça ante un Osasuna también lleno de suplentes
que acumuló un puñado de llegadas por presión e
interés. Marcó un gol, pudo hacer alguno más y
molestó, suponemos, a un Guardiola que puso el
despertador en el descanso y sacudió lo justo el
orgullo de sus jugadores, que le pusieron más interés
al segundo tiempo. Alexis empató rápido con un
remate en plancha, de delantero, y a Osasuna le pudo
definitivamente la pereza. El Barcelona gestionó los
minutos con temple y tuvo tiempo de ganar el partido
con un buen remate de Sergio Roberto, uno de los
más activos.
No tuvo historia el partido porque ni Osasuna creía ni
el Barcelona tenía ganas de enredos. Fue un discreto
epílogo a la ida en la que quedó todo explicado, la
superioridad del Barcelona y el color de la
eliminatoria. Lo demás fue niebla, frío, pereza
disimulada y la mente en objetivos inminentes. El de
Osasuna una Liga hasta ahora notable, los del
Barcelona todos, con trasbordo en el Betis y próxima
parada Santiago Bernabéu. Más Clásicos, más
historias para la historia, más y más madera.
Pasó Osasuna y llega el Real Madrid. Pep Guardiola se ha referido a la
avalancha de Clásicos de los últimos meses y a pesar de que lo han
sugerido sus palabras, ha dejado claro que lo normal es que los grandes
equipos se disputen los títulos: "¿Que si estoy cansado de tantos
Clásicos? Es lo que hay... en realidad es lo normal. Cuando hay dos
equipos tan grandes es normal que se vayan encontrando según avanzan
las competiciones".
Esta vez, el duelo copero llegará marcado por la Liga: el Real Madrid tiene
cinco puntos de ventaja pero el Barça ganó 1-3 en el Bernabéu hace poco
más de un mes: "No afecta haber ganado o perdido otros partidos, no
afectan los cinco puntos. Iremos a ganar el partido y la eliminatoria y si
estuviéramos con cinco puntos de ventaja, igual. Y el Real Madrid, lo
mismo. Irá a ganar igual que si estuviera por detrás en Liga. Es
apasionante. El Real Madrid es un gran rival y seguro que será bonito para
los espectadores".
Del mismo modo, ha querido dejar claro que la trascendencia del duelo de
cuartos ante el eterno rival no tiene que ser exagerada: "Si perdemos
parecerá que se acaba el mundo pero habrá otro partido en Liga que habrá
que ir a ganar para ser campeones. Y para el Real Madrid es igual. Estos
dos equipos quieren ganar todos los partidos y todas las competiciónes".
El entrenador ha reiterado que la lesión de Fontàs y el traspaso de Maxwell
no cambiará los planes del club de no realizar fichajes en el mercado de
invierno. La apuesta será, una vez más, la cantera: "No están las cosas
para gastar, tenemos el filial y les vamos a llamar. Creemos en ellos". Por
eso ha reconocido los méritos en el partido ante Osasuna de Montoya o
Sergio Roberto.
También se ha referido a los pitos que han recibido sus jugadores después
de los últimos acontecimientos en los duelso entre Barcelona y Osasuna:
"Las cosas con el tiempo volverá a su sitio. Somos dos clubes históricos
cuyas aficiones siempre se han llevado bien". Y ha reconocido que la visita
al Reyno de Navarra en Liga será un asunto más complicado: "Es un
campo que siempre es difícil y ya vemos la Liga que están haciendo. Aún
no han perdido en casa y no dejarán fuera a los jugadores que ha
reservado hoy. Siempre nos ha costado mucho ganar aquí y no será
distinto".
Sitio de referencia.
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