José Luis Artús | Barcelona 20/02/2012 02:31
Si Messi puso los goles e Iniesta la fantasía, hubo otros dos futbolistas que anoche destacaron por la brillantez de su fútbol asociativo y por la rapidez con la que ejecutaron sus movimientos, así como su trabajo incansable en la presión para recuperar el balón lo más cerca del área contraria posible. Tanto Alexis Sánchez como Cesc Fàbregas fueron los socios perfectos que el resto de compañeros encontraron en la elaboración de la mayoría de las jugadas. Fàbregas puso la pausa en los momentos que la acción de turno lo requería, el toque ágil si era necesario y fue un apoyo constante en todas las triangulaciones. El chileno, por su parte, se ofreció siempre tanto de espaldas como en el desmarque, abrió numerosísimos huecos y desbordó con rapidez a sus rivales. A ambos, sin embargo, les faltó lo mismo: tener un pelín de suerte de cara a gol. Dispusieron de muchísimas ocasiones, clarísimas algunas de ellas, pero no consiguieron convertir ninguna.
Sólo les faltó el gol
Las primeras para ambos llegaron con una diferencia de un minuto y cuando el marcador era 2-1. En ambas, Diego Alves estuvo atento para resolver. Primero, frustró un uno contra uno del chileno; después, despejó un disparo del de Arenys desde dentro del área. El palo fue el siguiente obstáculo con el que se encontró Cesc, al rechazar un remate acrobático. En la segunda mitad y cuando aún no se había cumplido el primer minuto, Alexis volvió a topar con Alves, mientras Fàbregas, un cuarto de hora después, enviaba a las nubes un balón que le había quedado franco en el punto de penalti. Fue la última de Cesc, sustituido poco después por Thiago con el Camp Nou puesto en pie reconociendo su enorme labor.
Alexis estuvo sobre el césped hasta el final y continuó intentándolo todo. Leyó las jugadas de manera correcta, obligó al Valencia a rifar el balón con su fuerte presión, pero siguió sin suerte de cara a puerta. Su último intento llegó a un minuto del final, con un disparo de rosca que no encontró el objetivo buscado. No importó. Sólo con el fútbol que tanto uno como otro generaron anoche, hubo más que suficiente para que el Barça acabara goleando al Valencia. Ambos fueron piezas fundamentales en una máquina futbolística en la que nadie desentonó anoche. Sobran palabras sobre Messi o Iniesta, pero es que además Montoya, con sus subidas por la derecha; los centrales y Abidal, por su constante atención, Busquets, por su dominio de la parcela ancha, Tello por su desparpajo... La orquesta estuvo en líneas generales afinadísima y el Barça volvió a enamorar a la gente.
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